El modelo de la linternita – EL DIA (Editorial) – 10.11.2009

 El Socialismo del Siglo XXI no ha podido resolver ni siquiera problemas elementales en Venezuela. Ese modelo se quiere implantar aquí.
 
 
Nunca antes se había mencionado tanto a Bolivia en Venezuela como estos días de molestia ciudadana por la escasez de agua y energía eléctrica en el país que boga en petróleo. El presidente venezolano Hugo Chávez le ha recomendado a la población bañarse en sólo tres minutos y usar una linterna para ir al baño por las noches para no encender las luces, debido a la imperiosa necesidad de reducir hasta en un 30 por ciento el consumo de electricidad. En respuesta, la gente le ha pedido que deje de enviarle dinero a Evo Morales para su campaña y que invierta esos recursos en la ampliación de la capacidad de generación de energía, aspecto que ha sido descuidado de manera irresponsable por el régimen.
Los bolivianos deberían imitar ese gesto y vincular la crisis venezolana a la realidad que se vive hoy en el país y sobre todo, pensar en el modelo que se pretende implantar desde Venezuela, que a su vez ha estado buscando ser el espejo de Cuba, donde está escaseando hasta el papel higiénico.
El populismo chavista ha empobrecido tanto a Venezuela que, aunque suene paradójico, lo único que tienen es petróleo y dinero, cada vez más escasos por cierto, debido a la calamitosa administración de la industria petrolera nacional.
 
El Socialismo del Siglo XXI no ha podido resolver ni siquiera problemas elementales en Venezuela. Ese modelo se quiere implantar aquí. Caracas, su capital, es una de las más inseguras del mundo y donde la calidad de vida ha caído ostensiblemente en los últimos años. Pese a la expropiación de tierras y fábricas, el país de Chávez se ha visto obligado a importar cantidades crecientes de alimentos básicos y en los supermercados, conseguir leche o azúcar sigue siendo una tarea complicada. Para obligar al pueblo a mirar a otro lado, Chávez, cuya popularidad ha caído al 45 por ciento, vuelve a hablar de guerra, moviliza tropas a la frontera con Colombia y pide a civiles y militares prepararse para combatir. Las bravuconadas del comandante han vuelto a provocar risas, pues una guerra no sólo se hace con tanques y cañones rusos comprados con abundantes petrodólares, sino con provisiones que en este momento son tremendamente escasas en territorio venezolano, cuyo principal proveedor es justamente su vecino con el que pretende desatar la conflagración.
Menos mal que Evo Morales volvió a controlarse y dijo no estar de acuerdo con los ánimos belicistas de su mentor, aunque los justificó plenamente y no dejó de echar leña el fuego. El presidente/candidato sabe que en Bolivia existe un fuerte rechazo a la injerencia chavista y que en este momento, hablar de guerra no haría más que asustar a muchos votantes de la clase media a los que tanto quiere conquistar. Sin embargo, en los hechos, el régimen del MAS está condenado a trasladar a Bolivia los mismos males que están padeciendo los venezolanos, por la vía de las recetas del anacrónico Socialismo del Siglo XXI, concentrador de la economía en un Estado ineficiente, ahuyentador de inversiones, derribador de la productividad y desbocadamente corrupto. No es poca cosa como testimonios de lo que se afirma, el ejemplo de YPFB y la destrucción de la industria gasífera, que ha llevado a Bolivia a ser un fuerte importador de combustibles. Por si faltaran argumentos, sólo hay que ver cómo los apagones de Caracas, se están reproduciendo en Quito y en Guayaquil.

El Socialismo del Siglo XXI no ha podido resolver ni siquiera problemas elementales en Venezuela. Ese modelo se quiere implantar aquí.

Fuente: http://eldia.com.bo/index.php?cat=318&pla=3&id_articulo=19142

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