Estropeando la democracia – EL DEBER (Editorial) – 9.1.2010
La actitud de los asambleístas del MAS contradijo abiertamente las exhortaciones realizadas previamente por el propio Presidente Evo Morales, a que las decisiones en materia legislativa sean hechas en el marco del recíproco respeto, de la tolerancia y de la concertación.
En el reciente acto de entrega de credenciales a los flamantes senadores y diputados de la Asamblea Plurinacional, los parlamentarios y adherentes del MAS en la oportunidad hicieron patente con un estruendo de rechiflas y silbatinas su intolerancia contra cuantos ven en trincheras político-partidarias adversas a la suya. Conviene destacar que tal reparto de títulos figura en la agenda protocolar del Poder Legislativo cada vez que éste inicia un nuevo periodo, acto que desde el restablecimiento de la democracia, en 1982, transcurría en orden y paz. Los parlamentarios recibían sus credenciales en medio de aplausos de sus colegas partidarios, sin que nadie, desde posiciones contrapuestas, osara convertirlos en blanco de abucheos injuriosos. Fueron particularmente los parlamentarios cruceños de esa filiación las víctimas de tan criticable agresión.
La actitud de los asambleístas del MAS contradijo abiertamente las exhortaciones realizadas previamente por el propio Presidente Evo Morales, a que las decisiones en materia legislativa sean hechas en el marco del recíproco respeto, de la tolerancia y de la concertación.
Sería ostensiblemente arbitrario suponer siquiera que lo dicho por el Jefe del Estado era simple despliegue retórico y no intención real. En realidad, con los dos tercios de votos en ambas cámaras, el Poder Ejecutivo decidirá todo a favor sin mayores problemas. En consecuencia, cualquier aproximación o consulta a la oposición equivaldrá a mera formalidad. No alterará para nada la marcha oficialista hacia la readecuación del sistema institucional y jurídico a postulados y principios de la nueva Carta Magna.
Descartamos, igualmente, que las referidas acciones de intolerancia masista contra los asambleístas de la oposición hubieran sido previamente planificadas desde las esferas del Gobierno. Éste se halla ya virtualmente empotrado en la hegemonía política. En la Asamblea Legislativa tiene al frente a una oposición debilucha que ya no le inquieta para nada, por lo que carece de motivos para intimidarla con acciones similares, como lo hacía antes, cuando ella le significaba toda una traba en el Senado, por la que le acosaba con cercos de masas en la plaza Murillo.
Debe atribuirse la citada intolerancia a una característica propia de las capas populares y comunidades rurales del país, particularmente del altiplano, de las cuales procede una buena parte de los miembros de la ahora ‘multiétnica y multilcultural’ Asamblea Plurinacional. Es conocido el furor que en tales espacios se arremete contra quienes osen discrepar o desobedecer a la comunidad. Muchos de los diputados y senadores masistas llegan al Legislativo poseídos aún de tan cuestionable inclinación. Así lo acreditaron todo el tiempo que duró la entrega de credenciales en el acto del Banco Central de Bolivia. En diputados y senadores pertenecientes a bandos contrarios al de ellos no consideraban a adversarios a los cuales respetar, como corresponde en democracia, sino a enemigos a quienes tratar como tales. Por eso las rechiflas y los abucheos en la que fue una renovada y muy deplorable expresión de irrespeto e intolerancia.
El Gobierno debiera someter a sus diputados y senadores a todo un programa de pedagogía democrática para que en el futuro inmediato, en la Asamblea Plurinacional, ajusten su comportamiento a normas de respeto del adversario, de paz y de orden en la interacción político-parlamentaria. Estamos seguros de que si así lo hace, reducirá drásticamente la propensión a la intolerancia con la cual debutan sus asambleístas, lo cual le evitará problemas de imagen. Al cabo, en el MAS, en cuanto a ejercicio del mando se refiere, impera una verticalidad propicia para que desde Palacio de Gobierno se promueva un cambio de actitud y comportamiento tan saludable como prudencial.
Fuente: http://www.eldeber.com.bo/2010/2010-01-09/editorial.php